sábado, 27 de diciembre de 2014

De antifaces, gorros, y dislocaciones lumbares

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Tranquilos, esta divagación no irá acompañada de fotos reales que puedan herir la sensibilidad de vuestro cuñado, hermano, primo, compadre o padrino, porque pasa hasta en las mejores familias.

Cada vez es más normal encontrarse gente con la ropa puesta hasta la altura media del tabique nasal. Esto que antes podría ser anecdótico, se está convirtiendo en una costumbre, de las que al final se hacen leyes. Ha dejado de ser un caso aislado para conformar una tribu urbana dentro de los
costaleros.

Los entendidos que han seguido esta corriente (me refiero a periodistas serios, no se alarmen), fijan el origen de esta tontería en el mismísimo distrito de Triana. Lo que ha contribuido sin lugar a dudas a que más de uno te discuta diciendo que es así como ha de llevarse, porque si se hace allí, es como se hace y punto.

Lo que esos señores no llegan a comprender es lo cómico que resulta verlos en una cigarrá o antes del ensayo cuando tienen que hacer la postura niña del exorcista para hablar con otra persona.



Dejemos de hacer el ridículo por el bien de la profesión.

Gracias a Dios, Esta misma semana, un artículo en el ABC de Sevilla avalaba estas palabras que he repetido siempre hasta la saciedad, y al que seguro daréis más crédito que a este pobre y anónimo redactor.

Os dejo el enlace en cuestión:




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