Tiende tu mano. Hermandades en la pandemia
No vamos a descubrir América diciendo que este 2020 está siendo para la gran mayoría, uno de los peores, o el peor año que hemos vivido en nuestra existencia individual.
Esta terrible pandemia que asola a todo el planeta ha hecho que las pérdidas sean tan tangibles para todos los sectores de población que se puedan contar como materiales, laborales, o desgraciadamente también, personales.
Una sociedad como la nuestra, que lleva siglos exprimiendo el legado andalusí en nuestra impronta social, ha tenido que cambiar la algarabía de la vida en comunidad y bajo el sol, por calles vacías, comercios cerrados, y hospitales llenos.
Los niños ya no juegan juntos en los parques, los juegos de patio de colegio deben ser reprimidos. Quienes antes no llegaban a fin de mes, ahora no lo hacen a la segunda quincena; Hay muchos empresarios que un día bajaron su persiana, y nunca volvieron a subirla. Está prohibido pisar a ciertas horas la calle y ahora mismo, el horario laboral está restringido. La presión sobre el sistema sanitario la lleva al borde del colapso.
¿Y qué pinta toda esta disertación en una página de contenido capillita?
Es quizás el momento de la llamada a la acción. Pasar de la inactividad a ofrecer nuestros recursos por los demás, o de aumentar y esforzarse por llegar a más gente que desafortunadamente lo necesite. Es el momento de ejecutar el pilar de la caridad.
Mucho se habla de los tres pilares que sustentan la existencia de las hermandades, mucha tinta ha sido escrita en nombre de la “Formación, Culto y Caridad”, y muchos golpes de pecho en su nombre con resultados maravillosos en algunos casos. De cualquier modo, es el momento de ayudar.
Si bien este año ha tocado pasar a un plano más espiritual, centrado en los cultos de interior al no haber existido estaciones de penitencia, es también hora de salir y tender la mano en nombre de Dios, como extensión de la Iglesia que somos.
Es el momento de ensalzar las vocalías de caridad, de represupuestar partidas económicas, y de buscar soluciones.
Por eso te animo, seas responsable de alguna organización, ciudadano de a pie, cofrade, o simple lector curioso, a que busques un hueco para pasar a la acción. Pregunta en tu hermandad, en tu iglesia, asociación, o grupo de ayuda, la forma en la que puedes ser útil. No se trata necesariamente de ayuda económica, ya que algunas veces sólo necesitan voluntarios.
Únete a una acción social, y si no existe, encabézala.
Desde aquí mi reconocimiento a todos aquellos que intentan hacer de éste, un mundo mejor.
Jose Ruiz para ArteCostalero