La pasada semana tuvimos ocasión de contemplar algo que pocas veces se repetirá a lo largo de nuestra vida. y es poder presenciar el vestir de una imagen. Cabe destacar que el vestidor manejaba una maña importante y demostró estar bien ducho en la colocación del rostrillo. En este caso se trataba de Nuestra Señora de la Victoria, sobre la representación de la Santa Cena, en la Iglesia de Santo Domingo.