lunes, 16 de enero de 2012

La ansiada espera

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He de reconocer que nunca antes había vivido esa sensación. En la cabalgata de reyes, la carroza de Baltasar llevaba una marmita de carbón quemando incienso. Al pasar junto a nosotros, rociaba el ambiente con la fragancia por excelencia. Inmediatamente al sentir el olor y ver calles cortadas y abarrotadas de gente, con el sonido de fondo de la banda que acompañaba la carroza, pensé en uno de esos días que tanto esperamos.


Inmediatamente mi cuerpo empezó a programar la cuenta atrás. La ansiada espera.
Ando inquieto esperando cartas de reuniones para programar ensayos de las hermandades.
Ando inquieto esperando que se quemen las ramas de olivo que dan la ceniza de esa mecha hacia la cuenta atrás que es el Miércoles de Ceniza.
Ando inquieto preocupandome por mi forma física, que este año tampoco hay que defraudar.
Y ando inquieto porque los nervios me comen.


Saboread la espera tanto como yo, que la propia semana parece cada año acortarse más, o que acelera el tiempo que va del Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección.
Pedid a Dios que se ralentice el segundero al pasar el acólito perfumando el aire delante de un misterio, para verlo venir más lento, o que los pétalos caigan sobre un palio a la velocidad de los meses que pasamos sin ellos.
Amenizar la espera con las marchas que a todos nos recuerdan momentos gloriosos.
Pensad en una revirá perfecta con sus zancos tirando por igual y sin brusquedades de costero a costero.

Os deseo a todos una feliz espera, y que se os haga corta para que cuando menos lo esperéis, estemos abrazándonos al terminar un recorrido lleno de emoción.


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